Con una extensión que comprende poco más de 35 mil hectáreas, el Santuario Histórico de Machu Picchu es mucho más que un conjunto de sitios arqueológicos enclavados en la abrupta selva nubosa.
Su ubicación estratégica, en la vertiente oriental de los Andes y a ambas márgenes del río Urubamba -que corre en esta sección con dirección noroeste-, permite a esta singular área protegida abarcar lo que podría considerarse uno de los transectos altitudinales más extraordinarios del país, y proteger, en sólo unos veinte kilómetros lineales, ecosistemas tan dispares como las nieves eternas, a más de seis mil metros de altura, y las tórridas selvas tropicales, a poco más de 1 700 m.s.n.m.