Será un país moderno, seguro, humano. Será un país camino a convertirse en parte del Primer Mundo, que tendrá niños alegres, presurosos y que no dejarán de estudiar. Que asistirán a las escuelas con sus libros y sus uniformes. Con maestros contentos que transmitirán su conocimiento a ellos, porque son los hacedores del futuro.
Maestros que no estarán pasando una situación difícil con las angustias del pan de cada día, capacitados y entregados a esa gran causa de ser los hacedores del futuro.
Tendremos universidades efervescentes, trabajando en la investigación científica y en la innovación tecnológica, porque es la única manera de darle futuro.
Tendremos viviendas que ahora no hay por el problema de la titulación, que no tendrán el problema de la falta de luz, de agua o el desagüe que con dureza hoy observamos en los cerros y en los distintos lugares del país.
Tendremos jóvenes que de repente ya regresaron de usar las 45 mil becas que vamos a entregar, otros trabajando incorporados a una economía dinamizada, a una pequeña o mediana empresa pujante, con créditos más bajos, con un aparato simplificado, un Estado que acompaña y que defiende la democracia. Tendremos una libertad de expresión que cautela, que acompaña y resguarda las libertades propias.
Tendremos policías bien pagados, con sus derechos reconocidos, con alta tecnificación combatiendo el delito y dándole seguridad y protección a la ciudad y al país. Tendremos erradicado el narcotráfico de una vez por todas, con políticas consecuentes y que nos permitan vivir en una sociedad más tranquila, mucho mejor, y finalmente mucho más moderna, más humana y más solidaria.