La historia de la creación del Pollo a la Brasa se remonta a los primeros días del mes de enero de 1950 bajo la sombra de los molles (árboles de pimienta) de una huerta en la hacienda Santa Clara en Chaclacayo, el origen del plato se atribuye a Roger Schuler un ciudadano suizo que había llegado al Perú con la intención de hacer inversiones hoteleras, se deleitaba viendo como su cocinera ensartaba de lado a lado con una barra de fierro de un metro de largo, unos “pollos bebé”, para luego hacerlos girar manualmente sobre la brasa de leña.